viernes, 22 de agosto de 2014

El Otro Lado: Los Aimes y Kasaiks.



El Otro Lado: Los Aimes y Kasaiks.




Los Aimes existen desde hace muchos, muchos años, pero los dragones son relativamente jóvenes.
 Cuando Mhalogrs ya no pertenecía a la orden de los magos y brujos, quiso enfrentarse a todo aquello que se interpusiese en su camino. Para ello necesitaba algo con que combatir a los Aimes.
Raptó grandes manadas de éstos caballos alados para su propio beneficio y provecho, pero los Aimes se deben al bosque, a la naturaleza y a la Señora y Dueña de los Aimes. Esa, soy yo. Por esa razón, puedo imaginar el terrible odio que Mhalogrs tiene hacia mí.

Los Aimes no respondían a las órdenes del que quería ser su nuevo amo, cosa que lo enfurecía de manera degradante.
 Una noche, me raptó a mí, Señora de Bestias, caballos y caballeros.


 Me tuvo inconsciente y no fui capaz de responder a las llamadas de mis preocupados amigos. 
Gracias a sus conocimientos en brujería, Mhalogrs transformó su apariencia e hizo creer a los Aimes que era Epona. Les ordenó pelear entre ellos. 
Aquellos animales tenían que obedecer a su Señora, llevaban toda la vida haciéndolo, así como sus padres y antes que ellos, sus abuelos y anteriores generaciones.

Aquello fue una carnicería, un desastre para aquellos seres tan nobles y divinos. Mhalogrs siguió ordenándoles luchar hasta que solo quedó uno de ellos. Se volviera tremendamente cruel, se llamaba “Kasaik”.


Cuando estaba desfallecido, por el agotamiento de tantas luchas, por sus heridas y dándose cuenta que había dado muerte a todos sus hermanos, su supuesta señora fue a felicitarlo.
 En ese momento y delante de él, aquel engendro, volvió a transformarse en lo que realmente era: Mhalogrs.

La tristeza hizo mella en Kasaik, no podía creer que aquella bestia consiguiera hacerle matar a todos los Aimes. Decidió dejar de comer, de beber…quería morir…..
Su dolor y sufrimiento, pronto se transformaron en una terrible ira.
En un principio, por su nuevo dueño, después por todo ser vivo.

Después de muchas torturas en las mazmorras de la Torre Negra, Mhalogrs consiguió de él lo que quería.
Hoy en día es el jefe de aquellos dragones que nacieron Aimes hace muchos años. Se hicieron llamar ¡Kasaiks” en honor a su jefe.


Mhalogrs está convencido que con aquellos monstruos, es invencible pero le queda una duda…¿Cómo reaccionarían si su verdadera dueña y señora estuviese cara a cara con ellos? ¿Qué pasaría? Una vez fueron Aimes, quizás, muy en el fondo, aun lo sean…

Era algo que le preocupaba mucho, de ahí su obsesión por encontrarme, a mí y a mis compañeras.
“Matar, matar y matar, tengo que matarlas como sea”; se decía mientras una noche tras otra no era capaz de conciliar el sueño.

Mhalogrs tenía unos poderes insospechados que aun nadie sabía con certeza. Ni siquiera los que fueran sus maestros eran capaces de calcular su actual nivel de poder. Solo sabían que era capaz de cualquier cosa por conquistar sus objetivos.



Estaba rodeado de seres que habían escalado categorías a cualquier precio con tal de llegar cada vez más cerca de su amo.
Eran seres que conseguían ir al otro lado, el de los humanos, para robarles la energía que luego le entregaban y así subían a una categoría mayor. Algunos, que llevaban con Mhalogrs casi desde el principio, adquirieron ciertos poderes con la condición de que nunca lo abandonarían ni lo traicionarían.
 En ese caso, los poderes concedidos, se les volverían totalmente en contra y se volatilizarían, abandonando este mundo para siempre.

Hoy día, no te podías fiar de nada ni de nadie. Estos seres horrendos y falsos eran llamados “Liars”.



 Estaban siempre al acecho y en los dos lados.

¿Cómo podía un ser aliarse a Mhalogrs?
Unos por ansia de poder, aunque parezca absurdo así era....
 Otros en cambio, lo habían hecho para ayudar a otra gente a salvarse de la cacería que se había librado años atrás. Se sabía que cuatro muchachas serian trasladadas a la tierra de los humanos para salvar a las cuatro tribus de las tierras del otro lado.

Mhalogrs tenía muchos aliados encargados de que ninguna muchacha escapara o simplemente, quedara viva. Buscaba chicas de entre diez y treinta años. Para su tranquilidad, tenían que morir todas, absolutamente todas.

Así se hizo, pero lo que no sabían, era que las cuatro muchachas en cuestión, serian convertidas en bebés. Nadie en este lado sospecharía de ellas y tendrían mejor aceptación en la tierra de los humanos. Así, cuando llegase el momento estarían totalmente preparadas con lo mejor y lo peor de cada mundo.

Bragüen tenía por misión, llevar a una de ellas a las puertas que abren las tierras del mundo humano. Pasando muchos peligros, llegó al sitio indicado antes de la hora, se encontró con unos Liarss. Lo capturaron con el bebé escondido entre sus brazos.
-         ¿Qué llevas ahí? Le preguntaron dándole golpes en la cabeza.
-         Solo llevo un bebé… Contestó él.


-         ¿Es muy importante para ti ese bebéee? Los Liarss se estaban burlando.
-         ¡Es mi familia! Claro que le quiero. Bragüen se temía lo peor, de aquellos seres se podía esperar cualquier cosa.
-         Tienes que venir con nosotros a la Torre Negra, pero “eso” tienes que dejarlo aquí. ¡Tú decides, o lo matamos o lo dejas, pero ya…!
Al mismo tiempo que decían eso, cogieron al bebé de los brazos de Bragüen y con una espada, hicieron ademan de cortarle la cabeza dándole un corte en la nuca.
Bragüen se dio cuenta que estaban dispuestos a matarla. No sabía que hacer… Aquella niña era la única esperanza para todos y estaba llorando a pleno pulmón. Miró para ella: ahí sola, en medio de la noche… pero si voy con ellos, los aparto de aquí y las otras niñas tendrán más posibilidades de pasar sin estos malditos vigilando la zona.

-         Si lo dejáis ahí y no le hacéis más daño, os acompañaré.
Pensaba que sería lo suficientemente fuerte para enfrentarse a Mhalorgs. Pronto se daría cuenta  que no……
Dejaron a la niña en el suelo pero Breguen lo escondió en una flor... y desaparecieron riéndose y dándole golpes a Bragüen.

En cuanto pasó esto, una sombra alada bajó del cielo colocándose justo al lado de la criatura. Era Luz Blanca.


Aquella noche rodaron riachuelos de agua blanca por las mejillas de la niña y del Aimes. Las heridas de la niña pronto curaron ya que los Aimes también poseen el maravilloso don de la curación.

Entre los árboles se acercaban unas sombras. Luz Blanca pensó que volvían los Liarss y arropó a la niña con su cuerpo. Eran las otras niñas acompañadas por sus familiares que venían del pueblo. Era una noche muy triste y muy oscura.
Ya casi eran las doce de la noche cuando un anciano apareció sin avisar. Todos los allí presentes, de distintas tribus, le hicieron una profunda reverencia.

Era Etshuikc, conocido por todos.


 El Aitim más antiguo de aquellas tierras. .....

Una luz cegadora lo envolvía e inclinándose sobre las niñas dijo:


“Que la conciencia no os nuble, sino que os ayude a forjar el alma”.

Rhut González Seoane.Todos los derechos reservados excepto fotografias.23-04-2001.